Y disfrutaré cada día contigo, pero no viviré ya por ti, para así no desfallecer con tu ausencia.
Y que cambiar un beso tuyo por el de otro sea menos difícil, cambiar tus conversaciones por libros; aunque jamás mis mejillas se volverán a arrebolar con otro como se arrebolan contigo, ni las risas serán las mismas.
Cuando mi almohada ya no posea tu olor habrá de funcionar mi trinchera.